El presidente Donald Trump firmó este lunes una orden ejecutiva que exige a todos los camioneros en Estados Unidos demostrar dominio del inglés como requisito para operar vehículos comerciales, una medida que, según la Casa Blanca, busca reforzar la seguridad vial pero que ha generado preocupación por su impacto en la fuerza laboral migrante, mayoritariamente latina, del sector.
La orden instruye al Departamento de Transporte a implementar una prueba de idioma para garantizar que los conductores puedan leer y hablar inglés suficiente para interactuar con el público, comprender señales de tráfico y responder a autoridades y completar informes oficiales.
La vocera presidencial, Karoline Leavitt, defendió la iniciativa al manifestar que “la falta de comunicación entre camioneros y autoridades representa un riesgo. Es una política de sentido común”.
Trump argumentó que la falta de aplicación previa de esta norma (ya existente en la ley federal) ha hecho las carreteras “menos seguras”.
No obstante, operadores del transporte indicaron que la implementación de la medida afectaría a un alto porcentaje de camioneros extranjeros, especialmente latinos, muchos de los cuales podrían perder sus empleos por no cumplir con el requisito lingüístico.
Ricardo Chávez, operador de uno de los camiones de una empresa fronteriza, manifestó que si bien todos los choferes deben dominar el idioma inglés muchos saben lo básico y otros no lo hablan por lo que no habrá poder que los proteja de los despidos.
Apuntó que de no intervenir en su defensa traerá consecuencia a la industria del transporte ya que alrededor del 40 por ciento de los choferes son originarios de diversos países del mundo y no dominan el idioma.
“Creo que esto vendrá a afectar a los operadores y muchos perderán sus empleos. Ahora sí que habrá plazas laborales de sobra pero no habrá quién conduzca los camiones”, dijo visiblemente preocupado mientras manejaba por una de las carreteras de Atlanta, Georgia, de regreso a El Paso.
Indicó que pasará lo que sucede en el campo… muchas cosechas qué levantar pero no hay campesinos que labren la tierra debido a que esas posiciones han sido atendidas por la comunidad migrante.
Según reportes, esto agravaría la ya crítica escasez de conductores en el país, estimada en más de 80 mil puestos vacantes en 2024.
La Asociación Nacional de Camioneros, de entrada rechazó la narrativa oficial: “No hay evidencia de que los conductores extranjeros amenacen la seguridad vial. Esto parece promover una agenda política”.
Y advirtieron que la medida podría disparar costos logísticos, ya que las empresas competirán por los pocos conductores calificados, elevando sus salarios.
“Para nosotros estaría muy bien porque al hacer falta operadores podremos irnos con el mejor postor”, expresó a su vez Rolando, quien lleva más de 10 años al frente del volante. “Ahorita nos pagan a 54 centavos la milla por lo que esta demanda podría llevarnos a ganar arriba de 70 centavos… muy buenos”, dijo al tiempo de lamentar los despidos de quienes no hablan inglés.
Según los críticos de la administración Trump la orden se enmarca en una serie de políticas de Trump para priorizar el inglés, como el decreto de marzo que lo designó “idioma nacional” y eliminó la obligación de agencias federales de ofrecer servicios en otros idiomas.
Paralelamente, las deportaciones masivas y el clima antiinmigrante han ahuyentado a trabajadores esenciales, según empresarios de ambos partidos. Ejemplo de ello es el testimonio de Bob Worsley, republicano y copresidente de la American Business Immigration Coalition, quien señaló que latinos rechazan empleos por miedo a deportaciones, incluso en sectores con salarios altos.
Pero mientras el Departamento de Transporte tendrá que diseñar e implementar las pruebas, sin que aún se precise un plazo, grupos laborales y defensores de migrantes preparan acciones legales, alegando discriminación indirecta.
Asimismo, las empresas de transporte evalúan programas de capacitación en inglés, pero temen que no sean suficientes para retener a su personal. “Es difícil el aprendizaje en tan poco tiempo cuando la orden ejecutiva ya está vigente”, dijo un trabajador de una empresa transportista establecida en El Paso.
A pesar de que el Gobierno insiste en que la medida protegerá a los conductores y al público, críticos ven un golpe a la diversidad laboral y un riesgo para la economía, dependiente de manos migrantes en sectores clave. El debate refleja la tensión entre seguridad nacional y realidad demográfica en un país donde el 22% de la población habla otro idioma en casa.
Esta es al menos la segunda orden ejecutiva centrada en el inglés que Trump firma desde su regreso al Despacho Oval en enero.
Trump escribió otra orden ejecutiva en marzo declarando el inglés como idioma oficial de Estados Unidos. “Una lengua designada a nivel nacional es fundamental para una sociedad unificada y cohesionada, y Estados Unidos se fortalece con una ciudadanía que puede intercambiar ideas libremente en un idioma compartido”, escribió Trump en esa orden.
La orden revocó una orden ejecutiva emitida por el ex presidente Bill Clinton en el año 2000, titulada “Mejora del acceso a los servicios para personas con dominio limitado del inglés”, que exigía a las agencias federales y a los beneficiarios de fondos federales brindar asistencia lingüística a quienes no hablaban inglés.